Mis novelas editadas

viernes, 2 de julio de 2010

Agujetas en el alma

Me arriesgo a una nueva entrada, y me arriesgo en el sentido de las agujetas. No crean que una cuelga el lápiz en la oreja a costa de nada y sin razones que la empujen a la desgana. Retomo el blog por razones equivocadas. Debería ser porque el lápiz quemara mi oreja, que suele ser lo que me achucha en último término a darle masajes a mi teclado. Debería... callarme, si no tengo nada que decir, amiga como soy de los silencios vacíos, y no de las calladas a destiempo, que no traen más que líos.
Cuando se habla por no estar callada, habría que hacer referencia a los pajaritos que cantan, a las nubes que se levantan. Habría que dar gusto, al menos, a las orejas que escuchan o a los ojos que leen.
Sigue el sol saliendo cada mañana. Como ya les dije en una columna muy anterior: la vida obliga, reléanla si es que se han quedado con ganas de algo.

Gracias por su tiempo.

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