Mis novelas editadas

martes, 1 de junio de 2010

Culpable VII

El viaje en coche fue duro, polvoriento, húmedo, largo. Y al fin llegaron, después de dos incómodas horas, hasta una verja. Alguien vino a abrirles. Los seis hombres entraron. Felipe ya no tenía que ir asido por los brazos. La curiosidad cobraba protagonismo frente al miedo, y le hacía centrarse en lo verdaderamente importante, en el “qué está pasando”.

El hombre de gris oscuro se dirigió a los otros.

- Ya me ocupo yo.

Y se dieron la vuelta sin más. Empezó a caminar despacio, y Felipe le siguió el paso. Ahora sí comenzó a explicar.

“Este es el lado más desagradable como consecuencia de sus actuaciones. Todas estas tiendas pertenecen a refugiados que llegaron hace dos días. Nada nuevo. Esa madre llego ayer con su hijo muerto en brazos, por hambre. No han conseguido quitárselo aún para enterrarlo, por lo que puedo ver. Las madres aquí son igual de madres que en su tierra, y soportan un dolor que usted no puede ni imaginarse. Ha venido aquí huyendo de su poblado. Unos soldados lo arrasaron e incendiaron, robaron lo que tenían, y les dejaron sin alimento. Por el camino encontraron a gentes de cuatro poblados más que se dirigían aquí. Han caminado todos ellos diez días. Sin comida, sin agua. Esta es la primera de las acusaciones que recae sobre usted.”

- Pero está loco. ¿Cómo voy yo a ser culpable de…

- Del éxodo de cinco poblados, sí. Y más.

Siguieron caminando, entre gentes tiradas por el suelo, niños que lloraban, mujeres que se quejaban sin fuerzas, en suspiros. Se detuvieron delante de un chico sin brazos, de unos catorce años.

- He aquí otra de las acusaciones que recaen sobre usted. El chico sin brazos, al igual que el hombre sin piernas, le acusa.

- Pero… si ni siquiera me mira…

- No, no sabe quién es usted. Sin embargo, sabe de su culpabilidad.

- Esto no tiene ningún sentido. Debe llevarme al avión y devolverme a mi casa.

Pero el hombre de gris oscuro no le hizo caso, siguió caminando entre la gente.

- Esta gente ha huido de una guerra civil, curiosamente por la única razón que una persona como usted puede entender: dinero, dinero para occidente, riqueza.

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