Mis novelas editadas

martes, 18 de mayo de 2010

Cada cosa en su lugar

Hoy no tengo más noticias que ver, porque ya me he decidido viendo la espalda recta, el empaque justo, del señor Garzón cuando recibía su premio en Francia.
Que no vengo aquí a juzgar ni a sacar defensa de lo que ya será juzgado y defendido, ni a sacarle brillo a lo que ya resplandece por propia naturaleza.
Leyendo las palabras de este juez en suspensión cautelar uno se da cuenta de la expresión del justo, de la tranquilidad de quien se sabe en paz consigo mismo. Y del respeto y pleitesía que se le debe a quien así habla o así es capaz de engañar, si es que miente.
Quisiera hoy ponerme un sombrero con tal de poder quitármelo ante sus palabras, que no trascribo porque para eso ya tienen ustedes sus dedos y un google a mano. No merece la pena alargar esta columna con lo que ya hay por ahí escrito.
Sálvese quien pueda de su propia conciencia, ojalá la penitencia les sea suficiente porque, como a mí tanto me gusta decir, a veces la vida se nos queda larga como para arrastrar tanto lastre.
Hoy no he seguido la trayectoria de las corrientes que acunan la muerte negra en Méjico, quizá porque he empezado también a enfermar.

Gracias por su tiempo.

1 comentario:

  1. Nunca habrá sombreros suficientes para quitarse ante los que tienen arrestos para poner voz a los que ya no tienen. Que esos que tanto dicen que el pasado no hay que removerlo... algo tendrán que esconder.

    Saludos

    ResponderEliminar