Mis novelas editadas

viernes, 14 de mayo de 2010

El silencio nos hace mártires

Soy escritora. Pero ante todo soy parada de larga duración. No sé a quién dirigirme esta mañana, y creo que en el fondo tampoco me importa mucho. A veces, con encontrar un recipiente en el que echar todo cuanto nos sobra es suficiente alivio aunque no proporcione la cura.
Esta mañana, mientras limpiaba mi casa, escuchaba a retales las noticias en la televisión, ese gran medio tan democrático que debería traducirnos la realidad social, quizás lo haga y yo no entienda ni el lenguaje de la calle, porque no consigo adolecer mi alma con la causa esgrimida por los sindicatos, viniendo ésta a ser: reducción de un 5% en el salario de los funcionarios. Claro... habrá movilizaciones, y cómo no, porque los que están trabajando tienen piernas (sindicatos), para movilizarse, e inmovilizarse en medio de una plaza donde más moleste su sombra. No consigo adolecer mi alma, no..., quizá al final del día llegue incluso a un conflicto con mi educación católica en que tan sabiamente (o no), nos inculcaron la compasión. ¿Se habla tanto de la congelación de las pensiones, como de la reducción del salario de los funcionarios? Es posible que no haya escogido el canal de televisión adecuado y haya otro levantado en pro de estos ciudadanos con mayor o menor capacidad adquisitiva. En cualquier caso, los parados no nos movilizamos, callamos, padecemos, cobramos la prestación social rezando por que la situación cambie antes de que dicha ayuda caduque. Somos el silencio de los ahogados, los mártires a nuestro pesar, ya que es el propio silencio de nuestras cuerdas vocales cortadas el que nos convierte en eso.
No sé nada de política, y es muy posible que salte a la vista al leer esta carta que dirijo a ustedes por no saber a quién dirigirme. Sé de arreglármelas como dicte la vida, y conste que no me hallo en una capa social de desvalidos, sino de "afronto la vida como puedo". Resumiendo esta protesta, que ya se alarga demasiado, escuchar a un sindicalista hace un rato decir que un funcionario prefiere una subida de un 15% en los impuestos a esa reducción del 5%, ha hecho que se me calienten los dedos. Decía este señor que habría que explicar a un bombero, a un policía, razones. También decía algo así como que sería difícil que nos atendieran ciertos trabajadores afectados sin que la sonrisa cayera de su boca. Miren ustedes que tienen oídos para los que andamos mudos, roncos, callados, silenciados o dormidos, yo sigo afrontando mi vida con una sonrisa en la boca, haya lo que haya en mi cuenta corriente, suban los impuestos que suban o procesen a los justos que procesen. He sufrido y sufro los rigores del invierno económico que parece no tocar a su fin, y ni un cinco por ciento de reducción en nada, ni una subida de impuestos de los que sea me borrará la sonrisa, y si lo hiciera, no me la borraría ejerciendo mi trabajo; en cualquier caso, si mañana me llega un trabajo, no me queda otra que agradecerlo a quién me lo dé, mi jefe, y a quienes me lo han proporcionado, el público a quienes atienda (si se diera el caso). Ah, el tema de una supuesta subida de impuestos en lugar de la reducción, sí..., más justa y equitativa, ¿no? Una subida de impuestos agravará aún más la situación de gente que como yo, parada de larga duración (perdón por repetir, pero ya no doy nada por dicho vista la mala memoria de la ciudadanía en general), decía... de gente que como yo vive del salario de otro porque la ayuda social se va reduciendo a la nada como un enfermo terminal, el salario de otro que a duras penas va saliendo, pero así no sólo serían los funcionarios los afectados, y ya se sabe: mal de muchos...
Para terminar quisiera decir que hay quien opina que la vida es justa a grandes rasgos, aunque esa lógica me parece a mí que sólo sirve para los miopes que no usan las lentes adecuadas.

Gracias por su tiempo.


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